…La ilusión del individuo (yo soy) es una energía comprimida que revolotea en el cuerpo como un remolino. Todo comienza en el organismo del recién nacido con la emergencia de un elemental sentido de “ser” notado en la consciencia pura como una abstracta “eseidad”. Esta ‘eseidad’ o ‘presencia’, posee cierta permanencia, pero no se detiene en el cuerpo en el que ha surgido sino que va más allá, se extiende impregnándo de sí misma todo a su alrededor, volviéndolo para sí tan “real” (consistente, sustancial) como ella misma siente serlo, y así consiste una primaria noción dispersa e informe de existencia positiva, impersonal y alocal, sin identificación aún con el cuerpo. Para esta ‘eseidad’, que vive la ‘participation mystique’, el mundo entero es su cuerpo, se percibe en todos ellos sin distinguir todavía el que va a ser el suyo del de los otros. Luego, este puro “ser”, según se une y hace su “aquí” en una entidad corporal particular que ha nacido de la naturaleza, y según se identifica con una identidad personal (imaginal-conceptual) en virtud de la cual nace por segunda vez como sujeto cultural, “cae” finalmente de su estado de abstracción primaria, se concreta se hace ‘Dasein’, “ser ahí” arrojado en el mundo…
“Cómo el espíritu más puro se une a esta pella es un nudo demasiado duro para que lo deshaga esta humanidad caída”
Joseph Glanvill (1636-1680)
“La vida es real solo cuando yo soy”
Gurdjieff