Al abrigo del amor

…Si definimos amor en un sentido grande, como lo que es dado, la realidad que en su abrazo da cabida a lo que tiene lugar, que es todo, tendremos que considerar las cosas más horribles, vividas subjetivamente, también como expresiones de este amor, y al que debe añadiŕsele, para distinguirlo del más humano afecto, el adjetivo de “incondicional”. Por este amor es que no han dejado de ser posibles, pues dejarlas ser es “permitirlas”, todas esas cosas tan atroces, pues por un poco que el amor como realidad total las excluyése, y poniéndose contra sí mismo las odiase y destruyese, como si el amor pudiese indignarse moralmente, su expresión tendría entonces limitaciones ajustadas a los deseos y valoraciones de los hombres, respondiendo a estos en sus términos (lo que Job quisiera), y así no tendría el amor la trascendencia objetiva por la que es precisamente lo incondicional e incondicionado…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio