¿Hay alguien ahí adentro?

…Despiertas en medio de la noche y no hay nadie, nadie se ha despertado. El “mi” está dormido pero el cerebro sigue activo percibiendo. No se ha conformado un “yo”, falta la sinapsis para ello, y todo el suceso ocurre sin las historias de este “yo” que no consigue aparecer. Hay esta espaciocidad sin límites, pero no se puede decir que esto sea una “experiencia”, pues no hay quien experimente nada; ni tampoco un “estado”, pues no hay quien esté; mucho menos es la “pura conciencia”, pues lo contrario de una positividad, de una presencia, es ausencia. Si tuviera pegado un electroencefalograma se registraría probablemente no un aumento sino una reducción de la actividad eléctrica. Esto es pérdida individual, el individuo no gana nada “especial”; él no se ha liberado de su vida sino la vida de él. Poco a poco se empieza a ensamblar la ilusión de un “yo” nuevamente, y me encuentro de nuevo en la perspectiva central y al interior de lo que ahora es “mi” cuerpo; “yo” fulano de tal he nacido como un sueño llamado vigilia, “yo” los fugaces fuegos artificiales de un cerebro…

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